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Y lo social, ¿cuándo? Una mirada crítica a las salvaguardas y la sostenibilidad incompleta
En el discurso de la sostenibilidad, lo social suele ser lo más abstracto, lo más difícil de medir… o lo más fácil de ignorar.
Mientras avanzamos en taxonomías, estándares e indicadores ambientales, seguimos sin saber (o querer) medir la desigualdad, la seguridad, la dignidad. Esta omisión no es técnica: es política.
El enfoque ESG ha privilegiado lo ambiental, reduciendo lo social a “salvaguardas” que funcionan más como barreras de contención que como motores de transformación.
Es momento de dejar atrás la sostenibilidad técnica, neutral y aséptica. Lo social no puede seguir siendo una letra chiquita. Si queremos modelos verdaderamente sostenibles, lo humano debe ser el punto de partida y no salvaguardas mínimas.
¿Qué otros indicadores sociales deberían ser obligatorios en los reportes de sostenibilidad?
En el discurso de la sostenibilidad, lo social suele ser lo más abstracto, lo más difícil de medir… o lo más fácil de ignorar.
Mientras avanzamos en taxonomías, estándares e indicadores ambientales, seguimos sin saber (o querer) medir la desigualdad, la seguridad, la dignidad. Esta omisión no es técnica: es política.
El enfoque ESG ha privilegiado lo ambiental, reduciendo lo social a “salvaguardas” que funcionan más como barreras de contención que como motores de transformación.
Es momento de dejar atrás la sostenibilidad técnica, neutral y aséptica. Lo social no puede seguir siendo una letra chiquita. Si queremos modelos verdaderamente sostenibles, lo humano debe ser el punto de partida y no salvaguardas mínimas.
¿Qué otros indicadores sociales deberían ser obligatorios en los reportes de sostenibilidad?